Desde ese primer amanecer hace casi 3000 años, hasta el amanecer del día a día que ilumina cada mañana Wambilonia, muestra algo increíble de esta ciudad, pero para entenderlo tenemos que ir al año 75 a.C, cuando el general Pompeyo que dio su nombre a la ciudad de Pamplona, la que también se llamó Wambilonia en la conquista de los bárbaros, cuyo nombre fue puesto por el general Wamba. Pamplona esconde muchos más secretos de lo que la gente se piensa, tiene una gran historia por detrás, pero no todo es tan fácil, tiene muchos secretos ya descubiertos y muchos otros que quedan ocultos bajo esta ciudad.

Pamplona ha sido una ciudad muy importante durante la época Romana, en esa época se construyeron la mayoría de las reliquias históricas que encontramos en Pamplona hoy en día, como alguna iglesia y las murallas. Muchos han intentado conquistarla pero pocos lo han conseguido, con la caída del imperio romano se convirtió en un terreno de un pequeño poblado de agricultores situado en torno a una iglesia.

Durante varios años Pamplona fue un terreno pobre y débil, hasta que comenzaron las primeras intenciones de conquista de la ciudad, la mayoría de ellas eran por ampliar las tierras, mientras que al paso del tiempo la principal causa eran los «Fueros», que son Cartas Pueblas son el conjunto de leyes y libertades entregados a los repobladores de una villa, es decir, una población sin señorío o cuyo señorío correspondía al rey.

Con las amenazas constantes de las tropas francesas, en 1571 se decidió construir la ciudadela de pamplona, con el fin de hacer frente a las constantes incursiones del ejército francés.

 

Ciudadela de Pamplona
Ciudadela de Pamplona

Pocas tropas consiguieron atravesar estas fronteras que separaban lo que antes era la ciudad de Pamplona, rodeada por las murallas, pero si que hubo una conquista, en 1808, cuando las tropas francesas entraron en España por Roncesvalles llegando a la ciudad de Pamplona, 4.000 soldados franceses se acercaron a la ciudadela, la que solo 200 soldados la protegían, al ver que no tenían posibilidades de entrar, las tropas del general D´Armagnac decidieron esperar a las puertas de la ciudad hasta que el 16 de febrero, cuando amaneció nevada la ciudad. El oficial Robert junto a un puñado de soldados suizos se acercaron a la Puerta del Socorro entre risas y tirándose bolas de nieve, los centinelas se despistaron, incluso jugaron con ellos y el resto de franceses les desarmaron rápidamente tomando la Ciudadela sin un herido ni un solo tiro.

Y así es como hoy en día la ciudad sigue en pie, iluminándose cada mañana con los rayos del sol.

AUTOR: Ander Gracia