SAFO DE MITILENE, LA DÉCIMA MUSA GRIEGA

Safo de Mitilene o de Lesbos fue una escritora y poetisa griega que vivió durante la época arcaica. Fue la primera y única mujer en ser añadida a la lista de los 14 grandes poetas de su época. De estos, fue situada entre los nueve poetas líricos merecedores de estudio. Platón la denominó la “décima musa griega”, siendo las otras nueve musas las diosas griegas del arte y el conocimiento.

Se sabe muy poco de la vida de Safo, y es difícil distinguir lo que es historia y lo que es leyenda. Nació alrededor del año 630 a.C. en la capital de la isla griega de Lesbos, Mitilene. Provenía de una familia con gran poder económico, por lo que fue capaz de estudiar las artes y las letras. Esto es un hecho excepcional para cualquier persona en la Antigua Grecia, pero especialmente para una mujer.

Safo se dedicó a la poesía lírica. Desde el año 591 a.C., era la líder de un tíaso, un grupo de personas dedicadas a adorar a un dios concreto, en su caso a Afrodita. Allí se enseñaban disciplinas de la música y la poesía, que en estos tiempos estaban unidas. Safo dirigió el tíaso hasta su muerte, 11 años más tarde.

Safo estuvo casada con un hombre y tuvo una hija, pero muchos fragmentos de su poesía han sido interpretados a lo largo de los años como muestras de amor romántico hacia otras mujeres. No se sabe si esto es realidad o simple conjetura, pero podría ser cierto. En la Antigua Grecia, el sexo de las parejas no era lo más importante, sino su dominancia. Las parejas de dos hombres estaban muy normalizadas. Aquellas entre dos mujeres no tanto, ya que se las consideraba obligatoriamente sumisas y atadas a un hombre para su supervivencia.

De hecho, si piensas en algún conocido hombre griego o romano, seguramente haya expresado en algún momento atracción por otros de su mismo sexo. Por ejemplo, Julio César era comúnmente llamado “el amante de todas las romanas y todos los romanos”.

La obra de Safo es, en gran parte, un misterio. Los fragmentos que poseemos, además de escasos, están en un dialecto del griego menos utilizado que otros, el dialecto eolio. Sí, Platón la definía como la mejor poetisa de la historia, pero otros pensadores de la época consideraban su lengua “extraña” y “complicada”.

Pin on Safo lánzandose al mar_Miguel Carbonell y selva (1854 -1896)

Safo de Mitilene. Fuente: Museo del Prado

Aunque los griegos le daban mucha importancia, hemos perdido prácticamente todo su trabajo. La única de sus obras que nos ha llegado casi al completo es el Himno en honor a Afrodita. La mayor parte de sus otros escritos nos han llegado por citas de terceros.

Esta gran pérdida se debe en parte a las quemas, accidentales y provocadas, de la Biblioteca de Alejandría, donde deberían de haberse guardado las obras de Safo; y por otra parte porque la Iglesia las consideraba inmorales. En el siglo IV, un arzobispo de Constantinopla pidió destruir las obras de la poetisa, y en el siglo XI, el papa Gregorio VII hizo la misma petición.

Esto no se debía al tema de los poemas, que normalmente era el amor, la añoranza o los celos; si no porque las relaciones homosexuales, especialmente aquellas entre mujeres, eran muy perseguidas en esos tiempos. El deseo de una mujer en sí se consideraba inmoral, y aquel entre mujeres aún más.

Sabemos que Safo escribió 9 libros, y que su poesía fue escrita para ser cantada. Tenemos algunas obras que fueron escritas como cantos nupciales, sus llamados Epitalamios. Creó también un propio metro, denominada estrofa sáfica, compuesto de once sílabas distribuidas en tres versos.

Existe una leyenda que nos dice que Safo se suicidó por el amor no correspondido que sentía por un marinero, Faón. No obstante, esto contrasta con algunos de sus últimos poemas, en los que habla sobre su miedo a la vejez. Se cree que esta historia es solamente eso, una leyenda.

Safo de Mitilene es una mujer que no merece la destrucción de sus obras, sino que es alguien del que se debe de hablar y celebrar, especialmente en un día como hoy, el 8 de marzo y Día Internacional de la Mujer.

AUTORA: CLAUDIA LEÓN